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Mensaje de Navidad

23 Δεκεμβρίου 2009

Mensaje de Navidad

No. de Protocolo 1237

BARTOLOMÉ

POR LA MISERICORDIA DE DIOS

ARZOBISPO DE CONSTANTINOPLA-NUEVA ROMA

Y PATRIARCA ECUMENICO

A TODO EL PLEROMA DE LA IGLESIA

LA GRACIA, LA PAZ Y LA MISERICORDIA DEL SALVADOR CRISTO NACIDO EN BELEN

 

Hermanos concelebrantes e hijos benditos en el Señor,

“El cielo y la tierra hoy se unieron habiendo nacido Cristo. Hoy ha descendido Dios a la tierra y el hombre ha ascendido a los cielos!”

Idiómelo de la Litia de las Navidades

La distancia y la polarización entre Dios y el hombre, la cual fue consecuencia del pecado del hombre, fue anulada a través de la asunción de la naturaleza humana íntegra por parte del Hijo Unigénito y Verbo Eterno de Dios. La encarnación del Hijo de Dios de acuerdo a su “complacencia”, es decir de acuerdo a su primaria y arcana voluntad, anula toda distancia, une el cielo con la tierra y ensambla a la creatura con su Creador!

“Hoy es el proemio de la complacencia de Dios y la proclamación de la salvación de los hombres”, cantaba la Iglesia durante la festividad de la presentación al templo de la Madre de Dios, la cual, a través de la dedicación de María la Bienaventurada al templo y su preparación para llegar a ser espacio para el Dios que no tiene espacio, inauguró la senda de la Providencia encarnada de Dios y proclamó nuestra salvación.

“Hoy es el fundamento de nuestra fe y la revelación del arcano misterio, pues el Hijo de Dios se hace Hijo de la Virgen”, cantaba todavía la Iglesia durante la festividad de la Anunciación, entonces, cuando se produjo a través del Espíritu Santo la concepción sin semilla del Inconcebible en las santas entrañas de la Madre de Dios y comenzó a “coexistir” la naturaleza humana con la divina y Dios se hizo hombre, “ a fin de que nosotros nos deifiquemos”, de acuerdo a la frase de San Atanasio. La “complacencia”, pues, que fue celebrada durante la fiesta de la presentación, y la “salvación”, que fue capitalizada y revelada durante la Anunciación, hoy, en el gran y santo día de la Navidad, se hace una realidad palpable! Hoy “el Verbo se ha hecho carne y ha habitado entre nosotros” (Jn 1: 14) y los ángeles han festejado el suceso cantando: “Gloria a Dios en las alturas, en la tierra paz y entre los hombres buena voluntad”! (Lc 2: 14)

Con la encarnación, la humanización del Verbo, la salvación del género humano ya se ha realizado en potencia. Pues, aquellos que creyendo en Jesucristo viven una vida de acuerdo con esa fe, de acuerdo a sus mandamientos y a toda la enseñanza de Jesús, se elevan con esta vida querida por Dios y se constituyen en amigos y participantes de Dios! Se hacen “participantes de la divina naturaleza”(II Pe 1: 4), dioses por la gracia! Esto se realiza especialmente dentro de la Iglesia, donde el hombre se regenera en Cristo y es adoptado por el Padre y a continuación, a través de los misterios y del ejercicio de la virtud, es plenificado por la divina gracia y el Espíritu Santo y así crece convirtiéndose en “hombre perfecto, medida de la estatura de la plenitud de Cristo”(Ef 4: 13), hasta que llega a decir con el Apóstol Pablo: “Ya no vivo yo, Cristo vive en mí”(Gal 2: 20). A aquellos que así se han perfeccionado, Cristo no solamente los considera simplemente sus amigos o hermanos, sinó que los reconoce como miembros de su cuerpo. Es por ello que decía desde las alturas de la cruz a su Santísima Madre sobre el Evangelista Juán: “Mujer, he aquí a tu hijo”, y a Juan “he aquí a tu Madre” (Jn 19: 26-27). Las Navidades, pues, abren ampliamente la puerta de la cristificación y la teificación del hombre según la Gracia, y por ello exactamente “festeja la celebración en alegría toda la creación y los cielos conjuntamente con nosotros se regocijan” durante este día noble y salvador! (Apostija de los alabanzas del 28 de Diciembre)

Con estos hechos palpables, alegres y esperanzadores, dirigimos, desde la santificada cátedra del Augusto Patriarcado Ecuménico en el Fanar, cálidos deseos festivos y afectuosas bendiciones patriarcales en la ocasión de la “Capital de las fiestas” hacia todos los queridos y amados hijos de la Santísima Madre Iglesia, a los clérigos de todos los rangos, monjes y laicos, autoridades y ciudadanos, grandes y pequeños y especialmente a todos los que sufren y se encuentran en aflicción necesidad, y tribulación. Quiera el que nació en una cueva y se reclinó en un pesebre, el eterno Hijo de Dios y para nosotros Hijo del Hombre, seamos todos nosotros hechos dignos de su amor kenótico y de su santa y adorada Providencia en la carne.

Fanar, Navidades del 2009

BARTOLOME DE CONSTANTINOPLA

Ferviente suplicante ante el Señor de todos vosotros.